lunes, 2 de enero de 2017

El arte de saber esperar


      
      Salmo 130:5
Con toda mi alma espero en el Señor.

        Alguien podría pensar que es más fácil desesperarse que desarrollar en su vida el arte de saber esperar. Todas las cosas llevan su tiempo. No es fácil conseguir un objetivo, todo requiere de tiempo, de habilidad, de destreza, de delicadeza, de lucidez…hay que saber esperar el mejor momento para conseguir lo que se quiere, hay que entender el ritmo propio de la vida personal y de las personas que nos rodean, tenemos que leernos a nosotros mismos, leer nuestras intenciones, nuestras tentaciones, nuestras ilusiones, nuestros retos.
        El que sabe esperar, entiende que las cosas cuestan de conseguir, entiende que la paciencia es una virtud que ayuda en el tiempo de incertidumbre. El que sabe esperar escucha el palpitar de una vida que lleva sus ritmos y que marcan una melodía y somos nosotros los que debemos de adaptarnos a ella. Por eso el que sabe esperar, el que puede esperar, alcanza lo que quiere, consigue el objetivo pretendido, es capaz de descifrar el ritmo vital que acopla nuestro palpitar con la melodía de la vida.
        No es fácil saber cuándo hablar, saber cuándo callar, saber cuándo actuar o saber cuándo escuchar, no es fácil saber cuándo proponer, o cuando simplemente disponer. Tenemos que aprender a esperar, a preveer, a intuir, a programar, a planificar, a revisar, y finalmente a convencernos para actuar, porque las cosas llegan…y pasan, pero hay que saber cuándo debemos hacerlo.

       Debiésemos ser personas de fe, pero: ¿cómo se mide la fe? ¿Cómo sabemos cuándo tenemos suficiente fe para despejar cualquier duda? Algunas veces la expresión más profunda de la fe se demuestra en la espera. Ana fue un modelo de esa clase de fe. “No se apartaba del Templo, sirviendo de noche y de día con ayuno y oraciones” (Lucas 2:37). ¡Nunca salía del templo! En términos humanos, Ana llevaba una vida muy aburrida y solitaria. Era viuda en una sociedad que giraba en torno a los hombres, y  servía en el templo, donde tenía que guardar cierta distancia y mantenerse sólo en el Atrio de las Mujeres.
        Sin embargo, Dios la vio de otra manera, como siempre lo hace. Él vio su alma, un alma que esperaba en Él. No era simplemente que Ana esperara que pasara el tiempo, sino que,  habiendo depositado toda su esperanza en Dios, ayunaba y oraba día y noche. Ese tipo de espera expresa una fe firme y profunda, es una espera que se origina en lo más íntimo de nuestro ser.
       Ana es un prototipo de una persona que nos desafía a estar firmes en Dios y a saber esperar solo en Él. Seguramente Ana esperaba un mejor futuro para su familia, y oraba por ello. Quizás anhelaba algo mejor para su patria, e intercedía con paciencia por ello. Quería ver un avivamiento espiritual en Su Iglesia, y era fiel para clamar a Dios todos los días en el Templo acerca de eso. Es probable que algo le acongojaba, pero ante ello podia exclamar: Con toda mi alma espero en el Señor.
       Esperar, esperar con paciencia. Las vidas de fe saben perseverar y nunca renuncian a ser vencidas por la desesperacion, pues su esperanza está en el Señor Todopoderoso.

      CONCLUSIONES

La dicha de la vida consiste en tener siempre algo que hacer, alguien a quien amar y alguna cosa que esperar.

Es necesario esperar, aunque la esperanza haya de verse siempre frustada, pues la esperanza misma constituye una dicha, y sus fracasos, por frecuentes que sean, son menos horribles que su extinción

Todos los pozos profundos viven con lentitud sus experiencias: tienen que esperar largo tiempo hasta saber qué fue lo que cayó en su profundidad

Estar preparado es importante, saber esperar lo es aún más, pero aprovechar el momento adecuado es la clave de la vida.

El no esperar remedio, ni desesperar de él, suele ser el remedio de los casos desesperados.

     REFLEXION
  • La paciencia es una virtud que se desarrolla en el momento de la espera, ¿cómo desarrollas esta virtud en tu vida?
  • La paciencia para los que saben esperar, la desesperación para los que no fomentan la paciencia en sus vidas, ¿sabes esperar o te consume la desesperación en las circunstancias que demandan quietud en tu vida?
  • Orar y ayunar como lo hacía Ana para poder vencer la adversidad y desesperación es fundamental para que seamos fortalecidos y saber esperar el tiempo y la respuesta de nuestro Dios, ¿habitúas desarrollar la oración y el ayuno en tu vida?
  • La dicha de la vida consiste en tener siempre algo que hacer, alguien a quien amar y alguna cosa que esperar, ¿estás en espera de algo? ¿la paciencia es la virtud que te acompaña?


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       Pastor Oscar
      Invitaciones a conferencias y talleres sobre estos temas y de liderazgo, llamar al 017351525825 ó escribe al correo: oscarhp07@hotmail.com 

2 comentarios:

  1. Mientas yo me deleitaré en Jehová, y a su tiempo él concederá las peticiones de mi corazón...

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  2. ...Oh Jehová, de mañana me presentaré delante de ti y esperaré. Salmos 5

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