Salmo 130:5
Con toda mi alma espero en el Señor.
Alguien podría pensar que es más fácil
desesperarse que desarrollar en su vida el arte de saber esperar. Todas las cosas llevan su tiempo. No es fácil
conseguir un objetivo, todo requiere de tiempo, de habilidad, de destreza, de
delicadeza, de lucidez…hay que saber esperar el mejor momento para conseguir lo
que se quiere, hay que entender el ritmo propio de la vida personal y de las
personas que nos rodean, tenemos que leernos a nosotros mismos, leer nuestras
intenciones, nuestras tentaciones, nuestras ilusiones, nuestros retos.
El que sabe esperar, entiende que las
cosas cuestan de conseguir, entiende que la paciencia es una virtud que ayuda
en el tiempo de incertidumbre. El que sabe esperar escucha el palpitar de una
vida que lleva sus ritmos y que marcan una melodía y somos nosotros los que
debemos de adaptarnos a ella. Por eso el que sabe esperar, el que puede
esperar, alcanza lo que quiere, consigue el objetivo pretendido, es capaz de
descifrar el ritmo vital que acopla nuestro palpitar con la melodía de la
vida.
No es fácil saber cuándo hablar, saber
cuándo callar, saber cuándo actuar o saber cuándo escuchar, no es fácil saber
cuándo proponer, o cuando simplemente disponer. Tenemos que aprender a esperar,
a preveer, a intuir, a programar, a planificar, a revisar, y finalmente a
convencernos para actuar, porque las cosas llegan…y pasan, pero hay que saber
cuándo debemos hacerlo.
Debiésemos ser personas de fe, pero:
¿cómo se mide la fe? ¿Cómo sabemos cuándo tenemos suficiente fe para despejar
cualquier duda? Algunas veces la expresión más profunda de la fe se demuestra
en la espera. Ana fue un modelo de esa clase de fe. “No se apartaba del Templo, sirviendo de
noche y de día con ayuno y oraciones” (Lucas 2:37). ¡Nunca salía del templo! En términos
humanos, Ana llevaba una vida muy aburrida y solitaria. Era viuda en una
sociedad que giraba en torno a los hombres, y servía en el templo, donde
tenía que guardar cierta distancia y mantenerse sólo en el Atrio de las
Mujeres.
Sin embargo, Dios la vio de otra
manera, como siempre lo hace. Él vio su alma, un alma que esperaba en Él. No
era simplemente que Ana esperara que pasara el tiempo, sino que, habiendo
depositado toda su esperanza en Dios, ayunaba y oraba día y noche. Ese tipo de
espera expresa una fe firme y profunda, es una espera que se origina en lo más
íntimo de nuestro ser.
Ana es un prototipo de una persona que
nos desafía a estar firmes en Dios y a saber esperar solo en Él. Seguramente
Ana esperaba un mejor futuro para su familia, y oraba por ello. Quizás anhelaba
algo mejor para su patria, e intercedía con paciencia por ello. Quería ver un
avivamiento espiritual en Su Iglesia, y era fiel para clamar a Dios todos los
días en el Templo acerca de eso. Es probable que algo le acongojaba, pero ante
ello podia exclamar: Con toda mi alma espero en el Señor.
Esperar, esperar con paciencia. Las
vidas de fe saben perseverar y nunca renuncian a ser vencidas por la
desesperacion, pues su esperanza está en el Señor Todopoderoso.
CONCLUSIONES
La dicha de la vida consiste en tener siempre algo que hacer, alguien a
quien amar y alguna cosa que esperar.
Es necesario esperar, aunque la esperanza haya de verse siempre
frustada, pues la esperanza misma constituye una dicha, y sus fracasos, por
frecuentes que sean, son menos horribles que su extinción
Todos
los pozos profundos viven con lentitud sus experiencias: tienen que esperar
largo tiempo hasta saber qué fue lo que cayó en su profundidad
Estar preparado es importante, saber esperar lo es aún más, pero
aprovechar el momento adecuado es la clave de la vida.
El no esperar remedio, ni desesperar de él, suele ser el remedio de los
casos desesperados.
REFLEXION
- La paciencia es una virtud que se desarrolla en el momento de la espera, ¿cómo desarrollas esta virtud en tu vida?
- La paciencia para los que saben esperar, la desesperación para los que no fomentan la paciencia en sus vidas, ¿sabes esperar o te consume la desesperación en las circunstancias que demandan quietud en tu vida?
- Orar y ayunar como lo hacía Ana para poder vencer la adversidad y desesperación es fundamental para que seamos fortalecidos y saber esperar el tiempo y la respuesta de nuestro Dios, ¿habitúas desarrollar la oración y el ayuno en tu vida?
- La dicha de la vida consiste en tener siempre algo que hacer, alguien a quien amar y alguna cosa que esperar, ¿estás en espera de algo? ¿la paciencia es la virtud que te acompaña?
Mientas yo me deleitaré en Jehová, y a su tiempo él concederá las peticiones de mi corazón...
ResponderEliminar...Oh Jehová, de mañana me presentaré delante de ti y esperaré. Salmos 5
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