Filipenses 2:3
Nada hagáis por
egoísmo o por vanagloria, sino que con actitud humilde cada uno de vosotros
considere al otro como más importante que a sí mismo, TLA
No
hagan nada por rivalidad o por orgullo, sino con humildad, y que cada uno
considere a los demás como mejores que él mismo. DHH
Nuestro trabajo no es arreglar la vida de los demás, es añadirles valor.
Nunca vas a añadir valor a los demás, sino eres capaz de valorarte a ti mismo.
El valor agregado es por lo que tu eres, no por lo que la persona es. Cuando tu
agregas valor a los demás, estás permitiendo su crecimiento a través de tus
propios alcances. Cuando eres capaz de
considerar mejor a otros, entonces serás calificado para otorgarle ese valor que te de
satisfacción de verlos crecer.
Cuando compartes valor, tu humildad estará siendo exaltada. No otorgas
valor por mera necesidad, sino porque es el estilo de vida de alguien que
conoce los Principios de Reino…Dando valor, es como recibes también valor.
Cuanto más agregues valor a otros, más valorado serás en tu propia existencia.
Solo
la envidia o la arrogancia te impedirán ofrecer valor a los demás. A
diferencia, el de espíritu humilde podrá
considerar importantes y mejores a sus semejantes. Lamentablemente, muchos
buscan ser valorados; pero no son capaces de valorar a los demás.
Pequeños detalles para una persona que le son ofrecidos en
reconocimiento a su labor, hará que se sienta valorizado. Unas sencillas palabras
de reconocimiento, dará vigor a la autoestima de quien las recibe. Un aplauso, un
gesto agradable, un comentario positivo, una cena especial, una dedicatoria, una
invitación especial, un pequeño regalo…hará que sobrepases el entendimiento de las personas que las
reciben.
Todo mundo habla del aumento de la maldad, de la descortesía y
desatención, de la insensibilidad en la sociedad; pero poco se habla de un
incremento al valor que podemos ofrecer a nuestro prójimo.
En el valor que ofrezco, van implícitas cosas como: mi reconocimiento, mi
agradecimiento, mi respeto, mi admiración, mis mejores deseos, mi amistad, mi
honra.
¿Por qué
cuesta tanto dar valor a los demás?
¿Será mayor el peso del
orgullo o vanagloria que nos impidan añadir valor a otros?
Ó estamos tan
desvalorizados que no creemos tener algún valor que ofrecer a alguien más?
CONCLUSION
(medita en las siguientes frases)
Las grandes oportunidades
para ayudar a los demás rara vez vienen, pero las pequeñas nos rodean todos los
días.
Yo no sé de
ningún gran hombre, excepto de aquellos que han prestado un gran valor y
servicio a la raza humana.
Valorar a los demás es como
valorarse a sí mismo.
Tu puede
hacer más amigos en dos meses por valorar más a los demás, que lo que harías en
dos años tratando de conseguir que la gente te valore a ti.
REFLEXION
- Ten siempre una actitud de servicio a los demás, ¿còmo desarrollas esta virtud en tu vida?
- Desarrolla un estilo de vida que se base en agregarle valor a los demás, ¿estás dispuest@ a generar la ley de la adición en favor de los que te rodean?
- La capacidad de una persona para añadir valor, empieza en el interior de su corazón, ¿cómo está la salud de tu corazón para poder bendecir a los demás?
- Todo mejora cuando valoramos a los demás por encima de nuestro valor, ¿te cuesta trabajo valorar a otros por encima de tu propio valor?
______________________________________________________________
Pastor Oscar
Invitaciones a conferencias y talleres sobre estos temas favor de llamar al 017351525825 ó escribe al correo: oscarhp07@hotmail,com
No hay comentarios:
Publicar un comentario