miércoles, 8 de marzo de 2017

¿Alientas o desalientas?



    Proverbios 12:25
“La congoja en el corazón del hombre, lo abate; Mas la buena palabra lo alegra”

       Notemos que así como hay agobios que se anidan en el corazón del hombre y le llevan al desánimo; así también hay palabras que llegan hasta el corazón para infundir esperanza y alegría.
        ¿Cómo puedo decir esas buenas palabras?

“El corazón del sabio hace prudente su boca y añade gracia a sus labios. Panal de miel son los dichos suaves; suavidad al alma y medicina para los huesos.” Pr. 16:23-24
       Observemos que es en el corazón donde empieza la sabiduría, primero debe existir la sabiduría en el corazón, para que luego se expresen palabras sensatas y con gracia. Es el corazón el que hay que llenar de palabra buena, para que ahí, se pueda hablar el bien y de buena manera. Esto requiere trabajo. No debemos ser descudados en cuanto a nuestra manera de hablar y dejar que salgan las palabras sin haber meditado en ellas, de lo contrario estaremos en riesgo de emitir palabras ásperas y sin gracia. Si queremos que nuestras palabras alienten a otros, debemos prepararlas para que sean medicina y suavidad al alma.

“Manzana de oro con figuras de plata es la palabra dicha como conviene. Proverbios 25:11
        Las buenas palabras se comparan a joyas de bella figura y obviamente finamente trabajadas. Estas joyas nos da la idea de trabajo esmerado. Así debiese ser con las palabras, si queremos que sean bellas y apreciadas. Las palabras que alientan son aquellas que se mencionan de manera conveniente. No estoy dando a entender que debemos de lisonjear a las personas con nuestras palabras. Salomón nos da a entender que debemos de labrarlas a la par de como lo hace un artesano que sabe tratar a la plata o al oro. Las palabras de aliento siempre serán recibidas como joyas, valiosas y bellas.

Ilustración
         Iba un grupo de ranas saltando por el campo. De repente, dos de ellas caen en un hoyo algo profundo. Las demás, viendo el problema en que se habían metido, comienzan a gritarles. La situación parecía tan grave, que lo único que acertaban a decirles era: ¡Dejadlo! ¡No lo vais a conseguir! Una de las ranas, cansada y desmoralizada, cayó al suelo y murió. Las demás gritaban sus palabras de desánimo a la superviviente, que cada vez saltaba más alto. Finalmente, dio un salto tan grande que se agarró al borde exterior, y las demás le echaron una mano y consiguió salir.
    Las otras ranas, curiosas por saber cómo consiguió superar un obstáculo tan difícil a pesar de sus palabras de desánimo, se lo preguntaron. La rana respondió: ¿Qué? Bueno, la verdad es que soy bastante sorda y creía que me estabais dando gritos de ánimo.”

       CONCLUSIONES
         Nuestras palabras pueden marcar una gran diferencia en las personas que nos escuchan…podemos sanarlas o destruirlas.

        Desalentar es una obra maléfica, alentar es de sabios y suele ser de inspiración para quienes logras motivar.

       Nuestro deber es el de alentar siempre y evitar ser contaminados con el veneno del desaliento. Somos llamados a ser una fabrica de purificación para bendecir con nuestros dichos al corazón de los hombres.

       Empieza por atesorar la sabiduría que viene de la Palabra de Dios. Ella limará tus asperezas y quitará la rudeza de tus palabras.

       REFELXION
  • Al igual que muchas ranitas podemos caer en un pozo de la desesperación, ¿cuál será tu actitud para intentar salir de él? ¿qué palabras determinas escuchar para que te motiven a salir?
  • La congoja en el corazón del hombre, lo abate; Mas la buena palabra lo alegra”,  qué tipo de palabras sueles emitir a las personas que atraviesan ciertas dificultades en su vida?
  • Panal de miel son los dichos suaves, ¿tus palabras suelen ser una dulzura que alienta a quien se las dices?
  • Si queremos que nuestras palabras alienten a otros, debemos prepararlas para que sean medicina y suavidad al alma, ¿sueles tratar a tus dichos de la misma manera en que un artesano lo hace con la plata para hacer bellas figuras con ella?

2 comentarios:

  1. Señor, sólo con tu ayuda puedo lograr que de mi boca salgan palabras de vida y no de muerte, palabras de bendición y no de maldición. palabra de prosperidad y no de calamidad.
    que lo que hable sean palabras para edificar a otros con sus necesidades y que sea de bendición a los que me están escuchando Que guarde mi boca y mantenga vigilancia sobre la puerta de mis labios.
    que mis palabras me permitan hacer saber el evangelio de Jesús a todos los que me rodean
    En el nombre de Jesús de Nazaret
    Amén

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  2. Señor, sólo con tu ayuda puedo lograr que de mi boca salgan palabras de vida y no de muerte, palabras de bendición y no de maldición. palabra de prosperidad y no de calamidad.
    que lo que hable sean palabras para edificar a otros con sus necesidades y que sea de bendición a los que me están escuchando Que guarde mi boca y mantenga vigilancia sobre la puerta de mis labios.
    que mis palabras me permitan hacer saber el evangelio de Jesús a todos los que me rodean
    En el nombre de Jesús de Nazaret
    Amén

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