Juan 8:5
Moisés nos
ordenó apedrear a mujeres como ésta. ¿Y tú qué dices? -
Una escena parecida a la de Juan
8:1-11 se repitió varias veces durante el ministerio de Jesús: el templo, Jesús
enseñando, el pueblo escuchando. En esta ocasión aparecen fariseos con un reo y
un caso para juzgar. Vinieron a Jesús con versículos bíblicos en los labios: “Moisés nos ordenó…” Seguramente no encontraron a esta
mujer por casualidad, sino que la estuvieron espiando para sorprenderla. Siendo
que el adulterio se penaba con la muerte, quienes se aventuraban en tales cosas
se cuidaban de no ser descubiertos. ¿Cómo fue
que los fariseos la descubrieron?
No tuvieron ninguna piedad ante esta
indefensa mujer, semidesnuda o desnuda, puesta en medio del pueblo, y de Jesús
y sus discípulos. A los fariseos no les importaba que se matara a una mujer, si
con ello le ganaban a Jesús una pulseada teológica. Citaron la Biblia, pero sin
consideración por la vida de una persona. Le preguntaron a Jesús cuál era su
opinión, ¡en un caso de vida o muerte!, aunque ellos ya habían juzgado.
Que terrible y cuanto daño acasionamos
a los demás cuando actuamos como unos viles fariseos para criticarlos,
censurarlos o condenarlos. Se Juzga a los demás, se le espía para ver cómo
viven. A veces venimos a Jesús con preguntas de las cuales ya tenemos la
respuesta, como si quisieramos llevar a Jesús a pensar como nosotros pensamos.
Siempre he considerado que no fuimos
llamados a ser jueces de la demás gente, fuimos persuadidos a modelar una vida
que sea ejemplar para los demás y que éstos quieran vivirla porque les impacta
la manera en que nosotros nos conducimos. El
conocer de la Palabra no nos da derecho a señalar con el dedo los errores
o el pecado de nuestros prójimos. Si conocemos de Biblia, es en primer lugar
para atraer los Principios de Dios a nuestras propias vidas y en Segundo lugar
nos sirve para ayudar a otros a conocer no solo lo que sabemos, sino lo que
vivmos gracias a la transformación que hemos tenido a través del efecto de la
Palabra de Dios en nuestro diario vivir.
¿Y tú qué dices, estimado hermano?
¿Cómo vienes a Jesús? ¿Qué le traes? ¿Qué le preguntas? Esta historia nos pone
en nuestro lugar. No somos Jesús, pero podemos ser el pueblo escuchando, o los
fariseos acusadores, o la mujer sorprendida en pecado. ¡No es muy difícil para
Dios sorprendernos en pecado! El silencio de Jesús es respetuoso. Nos hace
pensar en nuestro propio pecado para revestirnos con su perdón y librarnos de
situaciones de condena y de muerte. La respuesta del Salvador después de un
tiempo de silencio para llevar a recapacitar a los acusadores de esta mujer
fue: “si
alguno se siente libre de pecado, que seal el primero en arrojar la piedra”. Ante esta declaración, los acusadores
se sintieron acusados por sus mismos hechos y perspectivas religiosas que en
muchas ocasiones están plagadas de tantas cosas, menos del amor. Ante lo
anterior, decidieron dejar las piedras y empezaron a abandonar el lugar en
donde estaba el Señor Jesús. Al irse todos los acusadores, Jesús restaura la
vida de la mujer adultera al perdonarle, pero hace una recomendación aplicable
en nuestros días: “vete y no peques más”
CONCLUSIONES
En general, los hombres juzgan más por los ojos que
por la inteligencia, pues todos pueden ver, pero pocos comprenden lo que ven
Si nosotros somos tan dados a juzgar a los demás, es
debido a que temblamos por nosotros mismos.
No juzguéis a los demás si no queréis ser juzgados. Porque
con el mismo juicio que juzgareis habéis de ser juzgados, y con la misma medida
que midiereis, seréis medidos vosotros.
Es mucho más difícil juzgarse uno mismo que juzgar a
los demás. Si logras juzgarte correctamente serás un verdadero sabio.
Cuando más se juzga, menos se ama
REFLEXION
- No somos llamados a juzgar, sino a impactar con nuestro estilo de vivir a otros para que quieran transformar sus vidas a través de Jesucristo, ¿tu estilo de vivir está impactando a otros para acercarlos al conocimiento del evangelio de Jesucristo?
- En el cuadro de este texto aparecieron los fariseos (acusadores), los que miraban y escuchaban (fisgones) y la mujer adultera (la acusada), ¿con cuál de ellos eres identificado? ¿cómo te gustaría ser tratado por los demás ante la posición en la que te encuentras?
- No juzgues para que no seas juzgado, es la recomendación del Señor Jesús, ¿batallas con el hecho de juzgar a los demás? ¿no te sientes aceptado por los demás por acciones que has tenido en tu vida que no son bien vistas por ellos?
- La manera de actuar de Jesús fue esencial en el perdón y la restauración de esta mujer, ¿cómo vas a actuar a partir de hoy para mostrar la esencia de Jesús en las personas que necesitan ser restauradas a causa de su pecado?
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Pastor Oscar
Invitaciones a conferencias y talleres sobre estos temas y de liderazgo, llamar al 017351525825 ó escribe al correo: oscarhp07@hotmail.com
Señor abre mi entendimiento para ver cómo tu ves, amar como tú amas, y tener la misericordia que tú tienes para ver, amar y juzgar con esa misma misericordia, con un nuevo entendimiento, a mi prójimo.
ResponderEliminarAmén