Colosenses
3:13
Sean comprensivos con las faltas de los demás y perdonen a todo el que
los ofenda. Recuerden que el Señor los perdonó a ustedes, así que ustedes deben
perdonar a otros.
Cuando hable en un devocional acerca del efecto del chisme, hice mención
de las palabras en donde Salomón manifiesta que el hablar mal, murmurar o decir
un chisme en contra de un amigo, es como herirlo
con una espada. Ahora, quiero hablar del dolor que causa esa
herida, que no solamente puede ser por causa de hablar mal de alguien, sino
muchas veces se debe a que pequen en contra tuya de otras maneras
El pecado —y el dolor que causa— puede
tomar varias formas. Una relación puede romperse tan fácil en un breve intercambio
de palabras, puede ser tan fácilmente quebrada en un mundo caído. Un padre
ausente. Un hijo irrespetuoso. Un amigo convertido en enemigo. Cuando alguien
peca contra ti sientes esa punzada, ese dolor, ese conflicto interno que no te
permite pensar en cualquier otra cosa. Sientes tristeza, enojo, o una
combinación explosiva de las dos. Podríamos decir que cuando alguien peca
contra ti sientes la deuda del pecado. Y a todos nos cuesta perdonar.
El pecado incurre una deuda, Cristo a
menudo describe la consecuencia del pecado como una deuda. Cuando les enseña a
sus discípulos a orar, él ora:”Y perdónanos
nuestras deudas, como también nosotros hemos perdonado a nuestros deudores” (Mt. 6:12).
En la parábola de los deudores, Él
literalmente llama a los dos pecadores dos deudores (Mt. 18). Y tiene sentido, ¿no? ¿O acaso no has sentido cuando alguien peca
contra ti que ahora te debe algo? Y en respuesta, tú los tratas mal, los desprecias,
hablas mal de ellos con otras personas, e incluso esperas que ellos sufran como
tú sufriste. Hay un sentimiento de deuda allí porque tú quieres que ellos
paguen el precio de su pecado.
A muchos nos cuesta perdonar. Y eso
hace sentido cuando entendemos que el pecado incurre una deuda. Tim Keller lo
explica de la siguiente manera:
“Pensemos en cómo funciona la deuda monetaria. Si un amigo quiebra mi
lámpara y esa lámpara cuesta 50 dólares, entonces el acto de quebrar la lámpara
incurre una deuda de 50 dólares. Si dejo que él lo pagué, entonces yo tengo mi
lámpara y él pierde 50 dólares. Pero si yo lo perdono por lo que hizo, la deuda
no desaparece. Cuando yo lo perdono, yo absorbo el costo y el pago de la
lámpara: o voy a pagar los 50 dólares para conseguir otra lámpara o no habrá
luz en ese cuarto.”
Perdonar significa cancelar la deuda
al pagar o absorberla tú mismo. Alguien siempre paga la deuda. Perdonar
significa que el que pecó contra ti no pagará su deuda, tú la pagarás. Cómo
Keller lo describe, “El perdón
es una forma de sufrimiento voluntario”.
Hay tantas maneras de incurrir la
deuda. Hay tantas maneras en que alguien puede “romper una lámpara” en tu vida
y quitarte algo, sea felicidad, paz, tu reputación, o algo más. Y en cualquier
caso, cuando hay una deuda, alguien tiene que pagar el precio. Y cada vez que
alguien peca contra ti, tienes dos opciones: o puedes hacer que el culpable pague el precio, o
puedes pagar la deuda tú mismo
CONCLUSIONES
Pagar la deuda nosotros mismos significa
tener las acciones correctas para con ellas, es decir, haciendolos sentir que
no están endeudados con nosotros a pesar de su falta.
- Nos rehusamos a herir a la persona que pecó contra nosotros. Decimos “no” a la venganza.
- No somos fríos ni distantes con ellos.
- No chismeamos sobre ellos. No compartimos sus pecados con otras personas.
- No oramos por su fracaso, sino por su crecimiento.
- No los vemos como enemigos, sino como hermanos.
- No asumimos lo peor de ellos.
- No re-imaginamos el pecado que ellos cometieron una y otra vez.
- No hacemos que ellos sufran, sino que negamos cualquier deseo de venganza y voluntariamente aceptamos el sufrimiento nosotros mismos.
Efesios 4:31 nos exhorta a quitar de nosotros “toda amargura, enojo, ira, gritos,
insultos, así como toda malicia”.
En otras palabras, no pequen contra
otros ni exijan que otros paguen el precio de tu deuda cuando pecan contra ti.
Más bien, “…sean amables unos con otros, misericordiosos,
perdonándose unos a otros, así como también Dios los perdonó en Cristo” (Ef. 4:32).
REFLEXION
- Colosenses 3:13 nos exhorta: “Como Cristo los perdonó, así también háganlo ustedes”, ¿estás dando evidencia de tu perdón hacia quien te ofendió pagando tu mismo la deuda?
- Perdonar es compartir la misma gracia con la que se nos perdonó a nosotros mismos, ¿vives en medio de la gracia?
- Mateo 6:15 nos recuerda: “Pero si no perdonan a los hombres, tampoco su Padre les perdonará a ustedes sus transgresiones”, ¿se aplica este versículo en tu vida? ¿consideras un estilo de vida el saber perdonar a los que te ofenden?
- No perdonamos a otros porque se lo merecen, sino porque Cristo lo hizo primero cuando murió por ellos, entonces, cuando alguien peca contra ti, perdona como Cristo te perdonó.
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Pastor Oscar
Invitaciones a conferencias y talleres sobre estos temas y de liderazgo, llamar al 017351525825 ó escribe al correo: oscarhp07@hotmail.com
el perdón es un estilo de vida.... perdonemos 70 veces 7
ResponderEliminarSi pudieras encontrar el resultado de multiplicar 70 veces 7 te darías cuenta de que no existe espacio alguno para no poder perdonar...es por ello que estoy de acuerdo en que el perdón es un estilo de vida...
EliminarGracias Padre Por tu perdón y por enseñarme a perdonar. Echando al fondo del mar Todas mis faltas, así yo, me esforzaré por alcanzar esa calidad de perdón hacia quienes me ofendan o lastimen.
ResponderEliminarAmén.
Animo mi hna Elena, si se puede alcanzar esa meta...
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