miércoles, 14 de diciembre de 2016

La herida de la espada

     

       Colosenses 3:13
Sean comprensivos con las faltas de los demás y perdonen a todo el que los ofenda. Recuerden que el Señor los perdonó a ustedes, así que ustedes deben perdonar a otros.

      Cuando hable en un devocional acerca del efecto del chisme, hice mención de las palabras en donde Salomón manifiesta que el hablar mal, murmurar o decir un chisme en contra de un amigo, es como herirlo con una espada. Ahora, quiero hablar del dolor que causa esa herida, que no solamente puede ser por causa de hablar mal de alguien, sino muchas veces se debe a que pequen en contra tuya de otras maneras

        El pecado —y el dolor que causa— puede tomar varias formas. Una relación puede romperse tan fácil en un breve intercambio de palabras, puede ser tan fácilmente quebrada en un mundo caído. Un padre ausente. Un hijo irrespetuoso. Un amigo convertido en enemigo. Cuando alguien peca contra ti sientes esa punzada, ese dolor, ese conflicto interno que no te permite pensar en cualquier otra cosa. Sientes tristeza, enojo, o una combinación explosiva de las dos. Podríamos decir que cuando alguien peca contra ti sientes la deuda del pecado. Y a todos nos cuesta perdonar.
       El pecado incurre una deuda, Cristo a menudo describe la consecuencia del pecado como una deuda. Cuando les enseña a sus discípulos a orar, él ora:”Y perdónanos nuestras deudas, como también nosotros hemos perdonado a nuestros deudores” (Mt. 6:12).
         En la parábola de los deudores, Él literalmente llama a los dos pecadores dos deudores (Mt. 18). Y tiene sentido, ¿no? ¿O acaso no has sentido cuando alguien peca contra ti que ahora te debe algo? Y en respuesta, tú los tratas mal, los desprecias, hablas mal de ellos con otras personas, e incluso esperas que ellos sufran como tú sufriste. Hay un sentimiento de deuda allí porque tú quieres que ellos paguen el precio de su pecado.
         A muchos nos cuesta perdonar. Y eso hace sentido cuando entendemos que el pecado incurre una deuda. Tim Keller lo explica de la siguiente manera:
“Pensemos en cómo funciona la deuda monetaria. Si un amigo quiebra mi lámpara y esa lámpara cuesta 50 dólares, entonces el acto de quebrar la lámpara incurre una deuda de 50 dólares. Si dejo que él lo pagué, entonces yo tengo mi lámpara y él pierde 50 dólares. Pero si yo lo perdono por lo que hizo, la deuda no desaparece. Cuando yo lo perdono, yo absorbo el costo y el pago de la lámpara: o voy a pagar los 50 dólares para conseguir otra lámpara o no habrá luz en ese cuarto.
         Perdonar significa cancelar la deuda al pagar o absorberla tú mismo. Alguien siempre paga la deuda. Perdonar significa que el que pecó contra ti no pagará su deuda, tú la pagarás. Cómo Keller lo describe, El perdón es una forma de sufrimiento voluntario”.
         Hay tantas maneras de incurrir la deuda. Hay tantas maneras en que alguien puede “romper una lámpara” en tu vida y quitarte algo, sea felicidad, paz, tu reputación, o algo más. Y en cualquier caso, cuando hay una deuda, alguien tiene que pagar el precio. Y cada vez que alguien peca contra ti, tienes dos opciones: o puedes hacer que el culpable pague el precio, o puedes pagar la deuda tú mismo

       CONCLUSIONES

     Pagar la deuda nosotros mismos significa tener las acciones correctas para con ellas, es decir, haciendolos sentir que no están endeudados con nosotros a pesar de su falta.
  • Nos rehusamos a herir a la persona que pecó contra nosotros. Decimos “no” a la venganza.
  • No somos fríos ni distantes con ellos.
  • No chismeamos sobre ellos. No compartimos sus pecados con otras personas.
  • No oramos por su fracaso, sino por su crecimiento.
  • No los vemos como enemigos, sino como hermanos.
  • No asumimos lo peor de ellos.
  •  No re-imaginamos el pecado que ellos cometieron una y otra vez.
  • No hacemos que ellos sufran, sino que negamos cualquier deseo de venganza y voluntariamente aceptamos el sufrimiento nosotros mismos.


      Efesios 4:31 nos exhorta a quitar de nosotros “toda amargura, enojo, ira, gritos, insultos, así como toda malicia”.
        En otras palabras, no pequen contra otros ni exijan que otros paguen el precio de tu deuda cuando pecan contra ti.
       Más bien, “…sean amables unos con otros, misericordiosos, perdonándose unos a otros, así como también Dios los perdonó en Cristo” (Ef. 4:32).

       REFLEXION
  1. Colosenses 3:13 nos exhorta: “Como Cristo los perdonó, así también háganlo ustedes”, ¿estás dando evidencia de tu perdón hacia quien te ofendió pagando tu mismo la deuda?
  2. Perdonar es compartir la misma gracia con la que se nos perdonó a nosotros mismos, ¿vives en medio de la gracia?
  3. Mateo 6:15 nos recuerda: “Pero si no perdonan a los hombres, tampoco su Padre les perdonará a ustedes sus transgresiones”, ¿se aplica este versículo en tu vida? ¿consideras un estilo de vida el saber perdonar a los que te ofenden?
  4. No perdonamos a otros porque se lo merecen, sino porque Cristo lo hizo primero cuando murió por ellos, entonces, cuando alguien peca contra ti, perdona como Cristo te perdonó.
            _______________________________________________________
            Pastor Oscar
           Invitaciones a conferencias y talleres sobre estos temas y de liderazgo, llamar al 017351525825 ó escribe al correo: oscarhp07@hotmail.com

4 comentarios:

  1. el perdón es un estilo de vida.... perdonemos 70 veces 7

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Si pudieras encontrar el resultado de multiplicar 70 veces 7 te darías cuenta de que no existe espacio alguno para no poder perdonar...es por ello que estoy de acuerdo en que el perdón es un estilo de vida...

      Eliminar
  2. Gracias Padre Por tu perdón y por enseñarme a perdonar. Echando al fondo del mar Todas mis faltas, así yo, me esforzaré por alcanzar esa calidad de perdón hacia quienes me ofendan o lastimen.
    Amén.

    ResponderEliminar