EFesios 1:18-19
Pido también que les sean iluminados los ojos del corazón para que sepan
a qué esperanza él los ha llamado, cuál es la riqueza de su gloriosa herencia entre los santos, y cuán incomparable es la grandeza de su poder a favor de
los que creemos.
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Una anciana de una pequeña ciudad de
Inglaterra había fallecido. Su hermana y su sobrino estaban a cargo de liquidar
todas las pertenencias de su modesta casa. Para ello, contrataron a un
rematador que se especializaba en liquidar propiedades, aun cuando fueran
pequeñas, como en este caso.
Aparentemente, eligieron a la persona
indicada. Un especialista de su grupo de rematadores descubrió, entre las
pertenencias de la anciana, un jarrrón de porcelana China del siglo XVIII que dijo
podría tener algún valor.
Imagínense la sorpresa cuando se
vendió por $83 millones de dólares…$83 millones de dólares… y la dueña nunca lo
supo. Seguramente ella trató ese jarrón como a todos los demás. Lo llenó de
agua, le puso flores de estación, y lo acomodó sobre una mesa o en un estante
de donde bien se podría haber caído y hecho pedazos.
Seguramente se hubiera reído si
alguien le hubiera dicho que, vendiendo ese jarrón, podría vivir holgadamente
el resto de su vida. Pero nada de eso sucedió, y ella se murió sin siquiera
saber que tenía un tesoro.
Esas cosas suceden todo el tiempo,
¿no es cierto? No, no me refiero a que todos tengamos un objeto que vale
millones de dólares. Me refiero a que todos tenemos muchas riquezas en nosotros
mismos que pasan desapercibidas por no saber el gran valor que ellas tienen
para nuestra vida. Riquezas en la salud. Riquezas en poder disfrutar de unos
deliciosos alimentos. Riquezas en tener una gran familia. Riquezas en tener
unos excelentes hijos. Riquezas en contar con un matrimonio. Riquezas en que
funcionan nuestros órganos. Riquezas en tener un país libre y soberano.
Riquezas de tener libertad de culto. Riquezas de poder disfrutar cada espacio
de nuestra ciudad. Riquezas en nuestro trabajo. Riquezas de ser hijos de unos
Buenos padres. Riquezas en ser parte de una Iglesia. Riqueza en una sonrisa que significa mucho, enriquece
a quien la recibe; sin empobrecer a quien la ofrece, dura un segundo pero su
recuerdo, a veces, nunca se borra Riquezas en la vida misma a pesar de que exista alguna capacidad
diferente. La riqueza de una paz
permanente y buena voluntad perdurable. Riquezas en tener a un Salvador de nuestras almas. Riquezas en tener a
un Dios que nos ama. Riquezas en tener a a unos padres que nos protegen.
Riquezas en nuestros bienes materiales.
Todos tenemos tantas riquezas que son
muy increíbles que poseer un jarrón de $83 millones de dólares. Lamentablemente,
hay muchas personas que no lo creen. Quizás sea porque no piensan en ello y qué
triste es morir sin saber lo que uno tuvo.
CONCLUSIONES
La riqueza de la vida consiste mucho más en el disfrute que en la
posesión
El que no considera lo que tiene como la riqueza más grande, es
desdichado, aunque sea dueño del mundo.
Llegará un día que nuestros recuerdos serán nuestra mayor riqueza, por
lo tanto debemos de vivir hoy en día disfrutando del valor de esa riquezas.
La riqueza de la vida es como el agua salada; cuanto más se bebe, más
sed te da…no dejes de tener necesidad de disfrutar la riqueza de tu propia
vida.
¿Qué es la riqueza de la vida? Nada, si no se disfruta; nada, si se
malgasta.
REFLEXION
- La riqueza de la vida consiste en saber disfrutar lo que tienes, ¿la estas disfrutando o la desconoces?
- Lo lamentable en la vida de cualquier ser humano es morir sin saber lo que uno tuvo, ¿cómo estás aquilatando las riquezas de tu vida?
- Todos tenemos tantas riquezas que son muy increíbles que poseer un jarrón de $83 millones de dólares, ¿estás valorando a tus propias riquezas como algo incalculable?
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Pastor Oscar
Invitaciones a conferencias o talleres sobre estos temas y de liderazgo, llamar al 017351525825 ó escribe al correo: oscarhp07@hotmail.com
La riqueza en Dios se mide por lo que podemos dar en todos los aspectos no por lo que retenemos. Hay mucha riqueza en nosotros.
ResponderEliminarAbre mis ojos, Señor, para que pueda ver y apreciar todas esas cosas que me haz dado y que no reconozco ni he agradecido por falta de vista espiritual.
ResponderEliminarAmén
Bendiciones